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El arancel plano

El arancel plano

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POR JOSE LUIS TAPIA ROCHA, ECONOMISTA, DIRECTOR DE ILE, Y CATEDRATICO DE ECONOMIA POLITICA

Soy de los que pienso que los aranceles nunca debieron existir. Si la situación hubiera sido lo contrario–como hubiera sido mi ideal-, no tendría sentido haber escrito estas líneas sino es justamente para comentar el tema de los aranceles. Entre un arancel plano, uno escalonado o uno bajo, prefiero uno bien bajo pero plano. En eso debemos concentrarnos, en uno plano pero muy bajo, como por ejemplo 5% de impuestos a todas las importaciones sin excepción, cosa que será mas fácil de eliminar los aranceles de 5% a 0% que de 12% (tasa actual) a 0% , como algunos exportadores desearían.

Arancel tipo Flat

Se escucha fuertes rumores que el actual gobierno está evaluando la posibilidad de cambiar las reglas de juego en materia arancelaria, víctima seguramente de las presiones de los gremios empresariales mercantilistas como son la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y su primo hermano, la Asociación de Exportadores (ADEX). Quieren modificar la tendencia de la actual política hacia un arancel tipo flat (tasa igual de impuestos para todos los bienes importados) por una política arancelaria tipo escalonado (tasas de impuestos diferentes según tipo de bienes), es decir, se quiere retroceder lo avanzado.

Igualdad ante la ley

Siempre detrás de este intento está implícita la protección que se quiere dar para algunas actividades industriales, a expensas de otras. Se intenta que algunos tengan más derechos que otros a la hora de importar. Además, se quiere legalizar la violación de la igualdad ante la ley mediante una política de discriminación arancelaria como es el arancel escalonado.

Mitos proteccionistas

Como se sabe, el arancel no es otra cosa que un impuesto a las exportaciones; que hace más caro todo aquello que necesitamos para exportar.
Enseguida, voy a intentar rebatir algunos mitos proteccionistas para quienes todavia no estan muy convencidos del arancel plano y menos del libre comercio, pero que, por alguna razón, estarían dispuesto a aceptarlo siempre y cuando el argumento sea coherente y convincente, mientras que, para los que han tomado partido por el arancel escalonado y no les gusta la competencia con el extranjero, este artículo no esta dirigido a ellos.

Primer mito: Las importaciones son malas, las exportaciones son buenas.

El objetivo “final” de todo comercio internacional es la compra y no la venta, cuando uno sale al mercado internacional uno va a comprar lo que necesita y paga la factura por ello. En el caso de las importaciones, son ellos el objetivo “final”, mientras que las exportaciones son el “medio” para pagar las importaciones. Un país realmente gana o se beneficia cuando importa, no cuando vende. Solo gana el exportador cuando vende, pero no el resto del país. Por eso no es aceptable que se diga que un país gana cuando exporta y pierde cuando importa, por que se esta tratando a la economía como si fuera una empresa cuando no lo es. Sino observen a los importadores, ellos se benefician con importaciones mas baratas, y además ellos importan porque existe gente que esta constantemente diciéndole al importador lo que necesita y prefiere. Su negocio es importar. Si realmente nos beneficia las exportaciones y nos perjudica las importaciones, cerremos la economía y olvidémonos del comercio internacional. Pero esto ya se intentó en extremo en el período de 1970-1979 y de 1985-1989 con altos aranceles prohibitivos y escalonados.

No hay que confundir el “fin” con el “medio”. El medio es producir para consumir. Y se exporta para importar por que las importaciones no son gratis.

 

Segundo Mito: Las importaciones acaban con los empleos

Esta es una verdad a medias. Hay que decir la otra parte por que es mas importante. Si mas consumidores peruanos prefieren productos extranjeros que los productos peruanos, ellos podría poner en peligro algunos empleos peruanos. Pero hay tres escenarios que van a darse: (1) los ineficientes cerrarán sus empresas, (2) los restantes se volverán eficientes y (3) surgirán nuevas empresas y, por consiguiente, se crearán nuevos empleos.

La gente al disponer más plata en su bolsillo por efectos de menores precios y mejor calidad de los productos importados, el excedente puede disponerlo de la siguiente manera: (1) ahorrar (2) invertir o (3) consumir. La tercera opción va a activar nuevas industrias cuando antes no lo hacia. Por ejemplo: Si S/.30 costaba un polo importado y se elimina los aranceles del 12%, el precio del polo bajara 12%, es decir, ahora costará aproximadamente S/.26, y su excedente de S/. 4 soles, si lo consume o lo invierte se creara nuevos negocios y por supuesto, nuevos empleos. Se destruye por un lado, y por el otro se crea, pero al final el saldo siempre es positivo por que los recursos al ser escasos se emplearan eficientemente dada la presión de la competencia extranjera que una fuente de competitividad y aprovechamiento de oportunidades.

En esta situación gana el consumidor por que paga menos por los bienes y servicios y gana la economía por que aparecen nuevos empresarios al haber detectado nuevas capacidad de compra de los consumidores. Si eso ocurriera en una economía como la nuestra el efecto seria muy notable. Poner arancel a las importaciones es aceptar un grado de ineficiencia en la economía. Y por último, como ejemplo, las estadísticas del Departamento de Trabajo de los EE.UU. dicen que cada un (1) empleo salvado por proteger la industria, se destruye ocho (8) en la economía.

 

Tercer mito: El sector manufacturero peruano esta decayendo por la competencia internacional

Algunos sostienen que la economía del Perú se está “desindustrializando” debido a la supuesta incapacidad de los industriales peruanos para competir en los mercados internacionales. Aparte de ser una visión pesimista de que el peruano es incapaz, tal información no es cierta. El producto de la manufactura como porcentaje del producto nacional bruto está en promedio en el orden del 20%. Ha transcurrido más de 10 años desde que se liberalizó la economía y no se puede afirmar categóricamente que el sector manufacturero esta perdiendo peso en la economía. Hay que añadir que la composición del empleo y el producto cambian, como ocurre en una economía dinámica llena de innovaciones y nuevas tecnologías.

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