Escrito por José Luis Tapia Rocha, Economista, Profesor de Economía Política, Director General del Instituto de Libre Empresa (ILE), Miembro Fundador y Presidente del Partido Devolución y del Foro Liberal de América Latina 2021-2023
A veces los liberales escriben artículos -y libros- como si fuesen sólo para economistas u otras minorías de ciencias afines. En lugar de haber dirigido su mensaje a un público más amplio, hoy padecen de una violenta reacción del populismo y las izquierdas, que han terminado por mezclarlos con los “neo” liberales.
Mezcla inconveniente
El “neo” liberalismo es un intento de mezclar al mercado con el estatismo. Su propuesta se basa en un supuesto falso: “que como el mercado es bueno para la producción, y el estatismo para la distribución, lo mejor es una combinación”. Rima absolutamente falsa. Aquí tres simples pero grandes verdades:
Distribución
La primera es que el estatismo no es bueno para la distribución. Peró sí para los de “saco y corbata” a quienes se les beneficia con nuestros impuestos. Por ejemplo, fueron rescatados de la quiebra grandes bancos como el Latino en 1999, pero el estatismo no le interesó salvar si quiera a una micro o pequeña empresa.
Capitalismo
La segunda es que el capitalismo liberal si es bueno para la distribución. Cada agente económico durante la creación de riqueza recibe jornales, salarios o sueldos. El empresario capitalista cobra último si es que hay utilidades. Por eso el capitalismo es bueno para quienes aún son pobres: es su única oportunidad para dejar de serlo. Por ejemplo, lo que fue una pequeña tienda en el Óvalo Gutierrez en 1981, se convirtió lo que es hoy la cadena de supermercados Wong y Metro.
Injerto estatista
La última es que todo injerto estatista es muy malo para la producción. Porque quiebra los lazos entre inversión y utilidades. Y al desalentar los negocios, los pobres empeoran por que ya no encuentran empleo. Por ejemplo, cada vez que el Estado crea colegios y universidades, deja sin mercado a las entidades educativas privadas, que terminan por quebrar y despedir maestros.
Apariencia fina
El neoliberalismo sólo es un estatismo de apariencia más “fina”, que se distingue por su modo de operar. No usan los controles antiguos pero sí fuertes regulaciones a través de Osinerg, Ositran, Sunass y Osiptel. No usan la anticuada planificación del Estado sino la “concertación a través del diálogo”. No usan la inflación sino los impuestos declarados. No reducen los gastos del Estado, sino que aumentan sus ingresos.Y no usan aranceles sino leyes “antidumping”. Lo que cambian son ciertos instrumentos, pero no la esencia.
Conclusión
Por el contrario, los liberales (ojo: no los confunda con “neo” liberales- limitan al Estado sólo a velar por el orden y la seguridad. En lo económico, proponen mercado libres y prósperos de competencia abierta sin regulaciones. En lo social, autonomía de las familias, empresas, iglesias y escuelas privadas para el logro de sus fines, sin ayuda del Estado. ¿Ahora se da cuenta que no es lo mismo liberal que “neo” liberal?.