Por Alberto Mansueti, Fundador del Foro Liberal de América Latina
Se habla siempre de buen o mal gobierno; pero nunca de buena o mala oposición.
Un mal gobierno no es tan terrible si es buena la oposición, porque le pone “contención” al mal gobierno, y porque la oposición de hoy será oficialismo mañana, si consigue crecer hasta alcanzar fuerza, peso y tamaño.
Y según sea la oposición, será después el gobierno.
¿Y cómo será la buena oposición, inspirada en el liberalismo clásico? Mire Ud.:
Regla 1)
• Se opone al sistema más que al gobierno.
Muestra los fallos del sistema social- mercantilista, y los daños que causa a la población, y a diferentes sectores.
En palabras sencillas, expone los perjuicios directos y colaterales que se provocan a los mismos que se dicen “proteger”.
Denuncia el efectismo de las medidas “populistas”, y sus pésimos resultados a futuro.
Regla 2)
• Es política; no politiquera.
Aborda los problemas de fondo, sustantivos, no el “fraude electoral”, los “casos de corrupción”, o la descalificación personal tipo “Fulano es un ignorante”.
Nunca pone los escándalos anecdóticos o defectos personales en el centro del debate.
Tampoco judicializa la política, una pésima tendencia “posmodernista”, empujada por los medios.
Regla 3)
• Es afirmativa, no meramente negativa.
Presenta siempre la mejor opción alternativa, y contrasta lo malo con lo regular, lo mejor, y lo óptimo.
Describe las ventajas del sistema de Gobiernos limitados, mercados libres y propiedad privada, y asume su papel de “gobierno de repuesto”, lista para el relevo, cuando democráticamente se decida, en su momento.
Regla 4)
• Se opone a la oposición estatista, que es parte del sistema.
Se deslinda, contrastando las Cinco Reformas con los parches y pañitos calientes que debaten oficialismo y oposición anti-liberal.
Polariza la discusión entre sistema y anti-sistema, mostrando la única solución real: el cambio de sistema, y no de personas.
Evita meterse en los pleitos de poca monta, o en los agravios y casos individuales que los medios presentan de modo sensiblero y sensacionalista, y que sirven al sistema para eludir y esconder los asuntos de real y grave trascendencia, esos que ameritan un tratamiento general y de más alto vuelo, que los periodistas ignorantes por supuesto también evaden.
Regla 5)
• No hace mero obstruccionismo sino que pone “contención”.
No se opone a todo lo que el Gobierno diga o haga por el sólo hecho de oponerse, sino para tratar de impedir los daños, en cada caso, brindando informaciones y explicaciones.
Es veraz y docente: dice la verdad, y de modo didáctico, desnudando uno a uno los mitos y miedos que el sistema pone en mentes y corazones.
Sus operadores y voceros dan a conocer las soluciones, y las respuestas a las preguntas que hace el público, y no a las que hacen los profesores, como ha sido siempre uno de los fallos y vacíos de los “liberales de salón”.
Regla 6)
• Educa para educar.
Sus “Escuelas de Cuadros” funcionan, como las de los partidos marxistas de antaño.
Sin educación política no hay “convencimiento”; y por tanto, no hay crecimiento.
La formación es prioritaria, y la información relacionada.
Lo primero para aprender es desaprender.
Se combate la anti-política, la partidofobia, y la aversión a la democracia, junto con la dependencia de los adictivos “planes sociales” del populismo.
Regla 7)
• No se enfoca en las exigencias sino en las necesidades.
La gente exige “educación gratis por el Estado” porque así ha sido adoctrinada, sobre todo la clase media; pero lo que realmente necesita es “educación” nada más, aunque de calidad, y la enseñanza privada siempre es mejor que la estatal.
Durante la transición, los pobres podrán comprarla con bonos…
Regla 8)
• Se adelanta.
No se limita al mero juego defensivo con puras críticas a las iniciativas oficiales; también juega adelante con propuestas en positivo; por eso avanza p. ej. con la reforma educativa, tratando de “marcar la agenda” del debate público con su propia oferta en el mercado político.
Regla 9)
• Su oferta es integral.
Por eso no separa ninguna de las Cinco Reformas: porque cualquiera de ellas aplicada aisladamente, es inviable; y explicada aisladamente, es objetable y difícilmente defendible.
Regla 10)
• Tiene su “gabinete sombra”.
Este método a los británicos les sirve.
Voceros calificados por materias hacen seguimiento, desafiando al mal gobierno y a la mala oposición, medida por medida, ley por ley, política por política, aunque en el marco de un proyecto de cambio integral.
Regla 11)
• Es gobierno a nivel local, y oposición a nivel nacional.
Si gana posiciones en gobiernos locales, sigue como oposición liberal a nivel nacional.
Debate muy duro sobre leyes malas, y repartos de funciones, competencias e incompetencias, recursos y responsabilidades.
Es difícil, pero nadie dijo que el camino sería fácil.
Regla 12)
• Hace uso racional, inteligente y eficiente de todos los recursos políticos.
Sus líderes, cuadros y activistas, ganan posiciones en la prensa, empresas, entidades educativas, asociaciones profesionales y demás instancias de la vida civil; como hacen las izquierdas con sus “movimientos sociales”.
No se limita a marchas de calle, ni todo lo espera de las redes sociales, como si por arte de magia pudiesen lograr, y al instante, lo que sólo con tiempo de duro trabajo político pueden conseguir los partidos bien estructurados, con acciones políticas articuladas estratégicamente.
Regla 13)
• Es solvente.
Sin dinero tampoco hay crecimiento.
Los estatistas, tanto oficialistas y opositores, tienen sus recursos financieros: nuestros impuestos.
Pero los liberales sólo contamos con la verdad para persuadir; por eso es clave el entrenamiento en los argumentos y contra-argumentos, en los mensajes y contra-mensajes, para ganar adherentes, y con ellos, donaciones.
La clase media está mucho más ideologizada que el resto del pueblo, y por eso es más difícil de penetrar, pero sus aportes en dinero son imprescindibles para “bajar” nuestro mensaje, y hacer líderes en segmentos populares, lo cual es más fácil que en la clase media “ilustrada”.
Regla 14)
• Insiste en que el capitalismo es para los pobres.
Los universitarios siempre dicen que “el pueblo llano no va a entender liberalismo ni capitalismo”.
Eso es una gran arrogancia: son los profesionales, adoctrinados en las aulas por sus profesores marxistas, quienes no entienden, nos ponen objeciones y dificultades, y tienden a rechazarnos.
Pero no la buena gente honesta de trabajo duro y de esfuerzo propio para salir de la pobreza, de sentido común y anhelo de independencia, de progreso y de valores familiares, siempre, claro está, que el “capitalismo para todos” se le explique bien, por agentes bien entrenados.
En América latina tenemos dos “polos” o bloques político-electorales: de un lado el socialismo “puro y duro”, el del Foro de Sao Paulo, dirigido desde La Habana; y del otro lado, la alianza de la izquierda blanda con la derecha mala.
Y por la “ley del péndulo”, ambos polos se turnan y rotan en los roles de oficialismo y oposición.
Por eso estamos estancados.
En el Antiguo Testamento hay valiosas lecciones sobre partidos políticos, y la dinámica gobierno-oposición.
P. ej. David lideró la buena oposición al Rey Saúl, antes de gobernar él mismo como Rey; en cambio Abimelec y Absalón, hicieron mala oposición al juez Gedeón y al Rey David respectivamente, y después hicieron pésimos gobiernos, además de ilegítimos.
¡Pero en las Escuelas de Ciencia Política no se estudia la Biblia!