por José Luis Tapia Rocha, economista, impulsor de las 5 reformas liberales, catedrático de economía politica, y Director de ILE.
La economía peruana está en un crítico punto de inflexión. Nos enfrentamos a un enemigo arraigado en la regulación aplastante, impuestos asfixiantes y un Estado que se ha vuelto una maraña burocrática. La lucha contra la informalidad económica es una batalla que se libra en las sombras, y la reciente advertencia de que solo un «shock productivo con deflación» puede romper sus cadenas resalta la urgente necesidad de tomar medidas valientes y estratégicas.
La solución está en un conjunto de reformas que desencadenarán un resurgimiento económico sin igual y que reducirán de manera drástica la informalidad. Estas reformas trascienden la mera formalidad; son una llamada a la creación de ingresos sostenibles a través de inversiones privadas en un mercado liberado. Entre estas reformas, se alza la desregulación, la privatización y la apertura incondicional de todos los mercados. Estos no son simples pasos, son pasos hacia la competencia feroz, la eficiencia implacable y la oportunidad de dejar atrás las actividades informales.
Impuestos
La audaz propuesta de reducir los impuestos de 36 a uno es un grito de guerra a emprendedores y empresas, instándolos a abrazar la formalidad sin reservas. Pero este llamado debe ser templado por la precaución. Mientras que una carga fiscal excesiva es una mordaza para la formalización, una brusca reducción en los ingresos fiscales podría llevar a sacrificar servicios públicos críticos: justicia, seguridad e infraestructura. El equilibrio fiscal exige una drástica reducción de funciones estatales.
La idea de un «shock productivo con deflación» puede ser polémica, pero solo una postura radical marcará la diferencia. La solución no es solo recortar, es demoler leyes dañinas y promover la privatización y apertura de mercados. Es hora de derribar las barreras que nos impiden avanzar.
Reconocer que enfrentar la informalidad no es solo un reto económico es crucial. Requiere una voluntad política comprometida con el liberalismo. Al contrario de lo convencional, el corazón de la solución radica en las cinco reformas: políticas, económicas, educativas, de salud y pensiones. Estas no solo reactivarán la economía, sino que también encenderán la llama de la libertad individual y la prosperidad compartida.
La alta informalidad no es solo una piedra en el camino económico, es una barrera para el avance humano y el despegue de capitales. La implementación de reformas osadas debe ser acompañada por una evaluación constante y ajustes, para acelerar el ritmo de cambio.
Conclusión
En síntesis, la lucha contra la informalidad económica en Perú exige una mirada liberal y decidida. Si bien las reformas propuestas desempeñan un papel central en la reducción de la informalidad, es esencial considerar las implicaciones políticas a corto y largo plazo. Solo a través de una acción política intrépida, lograremos vencer este desafío y avanzar hacia un futuro económico más libre y poderoso para cada ciudadano de nuestra nación.
